domingo, 16 de septiembre de 2012

Paracaídas


Y que me dijeran a mi, que los pies servían para andar, dándoles igual el camino, sin encontrar el sentido ni las riendas de este par. Que tengo una guitarra que no se tocar, un cielo cubierto, un sol que no alumbra, las sábanas vacías y 300 metros cuadrados de mi, con y sin paracaídas hacia este lago sin sal.
Y lo he dicho mil veces, que no hay destino sin sendero, aunque el aguacero te lleve a las olas, que no hay puerta que no se abra ni ventana que no esté abierta.
Quizás una almohada para el golpe, no se, el viento aligera los momentos, se los lleva como suyos y los hace eternos, en menos de un segundo. Y en un segundo entero pasa tu vida y la mia agarrados de los mofletes como niños, llorando por los pañales mojados, por lo que se lleva la vida cuando te conviertes en inhumano.

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