martes, 14 de septiembre de 2021

35. Oda a la amalgama de palabras

 


Solo escribo cuando mis emociones son tan intensas que necesito soltarlas.

Hace tanto tiempo que dejé de hacerlo que cuesta volver a empezar

Hace tanto que busqué la lógica como armadura que ya no sé dejarme llevar por la fantasía.

Pronto cumpliré 35 años y sigo echando la mirada atrás de vez en cuando, parecen que las cosas sucedieron hace tan poco que es impensable pensar que llevo más de tres vidas vividas y más de mil guerras a cuestas.

Si tuviera, a grandes rasgos, que hacer un resumen de mi estado interno a lo largo de mi vida, son grandes claroscuros con pérdida de memoria, pérdida que he ido recuperando con los años y que han dado sentido a mi identidad.

Echo de menos que las palabras fluyan, creo que hoy en día el mundo no está preparado para sentarse a pensar ni a escuchar las emociones propias o ajenas.

Es una pena que lo interno se desplace para dejar paso a lo puramente físico, al logro rápido y a la recompensa puramente hedonista.

Hace tiempo que noto que nadie entiende lo que hablo

Hace tiempo que noto que nadie entiende lo que siento

Y por mucho que lo explico, lo que se entiende no es más que el reflejo de las vivencias de otros.

Puede que las emociones sean mejores en silencio, puede que no sepa compartir mi frustración, puede que a nadie le importe una mierda, puede que estemos destinados a sentirnos incomprendidos toda la vida.

Pero por lo menos tengo palabras que escribir.