martes, 6 de marzo de 2012

Gravedad


Son las ondas del viento
que cambia la presión de mis arterias
el mar que estampa las olas en mi cara
cuando había anochecido en desierto.
El empuje de los pies hacia arriba
de las cuerdas que se enrredan en las pestañas.
Donde los ojos durmientes
decaen en la desesperanza.

El giro de la tierra, y yo, a noventa grados de la realidad
con las facciones consumidas por las palabras.

Entonces pesan piedras
siendo flexible como un junco
delicado como un pétalo de rosa
el giro inevitable...
la vuelta, en espiral.

Mirando el reloj sin perder de vista las manecillas
se pasa el oxígeno de mis pulmones frente a mis narices.
Anhelo lo que no tengo
y como si nunca pudiera tenerlo
me aferro a clavos clavados
patinando en el asfalto
una vez más...

Una vez más.