viernes, 30 de diciembre de 2011

Y feliz año...

Que Dios diga si de gritar no me valiera,
el no merecer la pena de manos que se alejan
de ojos que nunca miraron
y de palabras que nunca fueron.

Y válgame el Olimpo
cuando muestro los caminos por los que me he ido.
Que si él quiere y yo quiero
no hay cosa que ya no crea fuera de ambos
de nosotros, que no sean sus palabras.

Despídete de todos
con la lengua borrosa y los pulmones quemados.
Ya no existen ni llantos ni risas
de quejas ajenas a ello.

Que se han muerto las cornisas de tu casa
y rióme yo de tus silencios.

martes, 29 de noviembre de 2011

De nuevas


Y que se murieron las olas con tu tez
con las palabras y el eco
con el sonido de su odio se fueron
los malos recuerdos al mar.

Levantarse con el pie que duele,
que yacer con los ojos sombríos
y el atardecer dormido.

De gritar entre sonrisas
o quizás lágrimas medio vacías
de angustia y quebrados cuentos
la mano que tiembla en sombras queda.

Y como sobras del recuerdo
que se difumina con la mano del pintor:
ni vistas ni adios,
ni tras de rastros.

Quemados los recuerdos de los que no me arrepiento,
zanjado el hoy por perfumes de la guerra
el egoísmo, la misantropía, el asco:
levanto el cuerpo.

Levanto el cuerpo y con susurros en la mente
de un hoy enérgico como el rompeolas
ni faros falsos, ni falsas esperanzas
de andar con mis pies, yo nado.

lunes, 4 de julio de 2011

Una mirada al horizonte


Dejó que el viento peinara su cabello, mirando al frente con aires de melancolía. Suerte que su rostro andaba oculto entre la sombra y su enmarañado pelo. Suerte que allí no había nadie...
Pasaban los días con la espera en el pecho, mirando a la nada, a puntos infinitos del cielo mientras las horas morían con la luz.
Se estaba apagando una vez más, y ella, que en silencio poco a poco iba levantándose de la piedra echaba una última ojeada al horizonte, mientras éste se tragaba el inmenso astro de luz.
El porqué de aquellos actos nadie lo sabe. Dicen que alguna vez la escucharon hablar en sueños y que su voz pronunciaba una y otra vez cosas como "quiero... poder".
Un día desapareció. Nadie más supo de ella. Y hasta entonces, hasta hoy, su desaparición se había convertido en un misterio y la piedra dónde solía subir le dieron su nombre: "la piedra del Aurora". Donde diversos acontecimientos sucedieron allí.

domingo, 5 de junio de 2011

El egoísmo


He querido darle un vuelco a este blog, ya que últimamente no tengo ni ideas, ni ganas de escribir ni de pensar en como "poetizar" mis pensamientos. Quiero hacer las entradas más personales, más directas un poco a lo diario pero como me de la gana y contando lo que quiero aunque no me lea ni dios.
Supongo que seguiré escribiendo historias y "poemas" como antes, aunque en mucha menor cantidad... no se lo que voy a hacer esta mañana, sinceramente no pienso encuadrar mi blog ni mis escritos en ningún sitio. Escribo lo que pienso. Ya está.
Esta primera entrada con forma de diario se la quiero dedicar a mi observacion del egoísmo, del "solo me miro mi puto ombligo".
Cuando cambias, cuando empieza a no gustarte la mitad de cosas que te fascinaban antes, incluso te dices: "¡pero cómo he podido pensar esto!" comienzan una serie de sucesos en tu vida. El primero darte cuenta de que estas cambiando, y segundo: el mundo que tienes alrededor ya no te sirve. Se te queda pequeño, o grande, o deforme... en mi caso obsoleto. Antiguo. Empiezas a mirar un poco más por tí mismo. Primero con pequeños cambios y con el paso del tiempo ni te reconoces. Ya no sabes ni quién eres. Ni te importa, porque ya no eres el de antes.
Lo cierto es que cuando suceden una serie de acontecimientos en tu vida y te das una ostia contra la realidad en la que vives, la consecuencia puede resumirse en: ya no tienes ganas de tonterías. Ya no tienes ganas de preocuparte por esas cosas absurdas que cuando tenías 14 años o 15, incluso las mismas tonterías que ayer por la tarde, cosas como: "qué me pongo en el fin de semana, fulanito me ha mirado mal, o menganito me ha dicho que estoy más gordo"
Sinceramente el cambio no es nada fácil, porque existe casos en que la gente que te rodea se queda en ese estado "obsoleto" y existe un descompás entre todo lo que estás pensando y cambiando y viviendo como experiencia nueva y lo que viven ellos.
Ya no te entienden. Ya no les ves como antes.
Toda esa necesidad que se empieza a crear en tí, toda esa preocupación que acaece: el trabajo, si seguir estudiando o no, el dinero, la crisis, no cagarla con tu pareja y resistir el aburrimiento contínuo de estar solo. Porque sí: ya no molas, te has vuelto más serio, más cerrado porque te das cuenta que hablas otro idioma y en consecuencia: egoísta. Egoísta por intentar solucionar tus problemas personales. Entonces se quejan porque ya no les miras. Y a tí te parece patético que te busquen explicaciones a cada acto porque su primitivo cerebro no sabe distinguir entre: "importante" y "perder el tiempo".
Por eso defiendo que el egoísmo no es malo en sí. Porque todos somos egoístas y si miras por el otro dejas de mirar en tí mismo. Y una cosa si es cierta es que si tú no miras por tí nadie va a hacerlo.
Así que dejadme solucionar mis problemas, si queréis os echo una mano, que ser egoísta no significa ser hijo de puta, pero para que yo me quite una mano para dártela... eso, señores, tiene que currarse.

lunes, 4 de abril de 2011

Movimiento nº2


Y me preguntan: "Porqué hacerse tantas cuestiones acerca del movimiento de una persona. Tan solo es ir de un punto A a un punto B, ya está"

Y es que es muy fácil pensar que los pies andan sin quejas de un lado para otro, recorren calles, suben y bajan escaleras, se rompen, se reconstruyen y a veces (no siempre) siguen como nuevos.

Y ya está

¿ya está? ¿tan solo en eso consiste el movimiento?

¿Qué hay del movimiento en el tiempo de las personas y de los rastros que dejan? ¿Del recuerdo... de la evolución, del camino que vamos peregrinando casi a ciegas por una línea temporal...?

¿Qué hay de todo eso?

Vamos dejando rastros en nuestro camino que poco a poco se desvanecen en el recuerdo de los otros, al igual que en nuestra memoria, los hechos desaparecen poco a poco, cada vez con menos nitidez observamos el pasado que muchas veces no queremos ni mirar...

Se alejan, nos alejamos, nos vamos yendo, desvaneciendo... pero así mismo existen partes de ese "encuentro" que dejan marcas irreversibles, que condiciona aunque no queramos la forma de tomarnos la senda que seguirá después. Esa es la experiencia. Pero no siempre seguimos lo bueno, lo aprendido, sino la catástrofe y el porqué el dolor de la separación.

Quizás debiera de vestir unas nuevas botas, quizás el traje de peregrino, quizás también intentar dejar que el camino siga solo. Pero con una mochila donde llevar todo lo importante a cuestas, ésta estaba rota, dejando caer poco a poco lo que había conseguido con el paso del tiempo.

Y sí, es época de continuar, sin saber cómo, ni porqué, nada de lo que ocupaba un lugar importante ya no existe:

Elige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia, elige un televisor grande que te cagas, elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la sal, colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego, elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos, elige el bricolaje y preguntate quién coño eres los domingos por la mañana, elige sentarte en el sofé a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu, mientras llenas tu boca de puta comida basura, elige pudrirte de viejo, cagándote y meándote encima, en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoistas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte, elige tu futuro, elige la vida. Pero ¿por qué iba yo a querer hacer algo así?. Yo elegí no elegir la vida, yo elegí otra cosa. ¿Y las razones?, ¡no hay razones!. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

¿Y para qué planear tu vida, si luego la vida te irá demostrando que no tienes control sobre ella?

Por eso no he dejado de andar...

miércoles, 30 de marzo de 2011

Movimiento


El movimiento inverso de la ausencia
el cual provoca huecos en el aire que deja
destroza las cavidades del pensamiento
amodorra los sentidos
e indemnes los ojos
de cuyos árboles ya no quieren ver
quita toda saciedad del deseo
de su magia dividida en átomos
que ligeramente vapulea el camino.

Y con susurros de otros gritos
que ya ni necesitan de ese vacío
que a mayor el tiempo que provoca
su ausencia, su instancia rota
el comprendimiento de muchos nadas
se hace lejano
cual eco entre montañas a viva voz.

Y entonces, desearía
que ni huecos ni las nadas
que recorren mi pensamiento día a día
traspasaran el cuerpo de pasado a presente.
Pero no es mi lucha, ya no hoy,
ya no ésta ni ahora.

Entonces, pues, mueren los pensamientos en el mañana
y en el mañana dejan de ser ayer.

lunes, 14 de marzo de 2011

El encanto de la imperfección.

Acostumbrarse a una cara, unos gestos, una mirada, un olor...
una forma de ser y de percibir la vida, una voz y una forma de hablar.
Quizás pensaba que no volvería a pasar: concebir los momentos como compartidos desde las risas al llanto, pasando por esos minutos de silencio pensando en todo y a la vez en nada.
Que casi no hagan falta palabras y que una mirada sea capaz de decirse mucho más de lo que cuentan las palabras.
Y lo más curioso: de cómo una vida que hacía poco ni sabías de su existencia se convierta por casualidad en parte de la tuya.
Hay gente que desiste en creer que estas cosas existen: el saber perfectamente sin ninguna clase de duda que todo sentimiento es respondido, sin cláusulas ni firmas que digan que es cierto y que puede darse este tipo de casos.
Yo no soy perfecta, ni nadie lo es: ni el más guapo, ni el más listo ni el más fuerte halla en su totalidad la perfección, y creo, a mi parecer, que eso es exactamente lo que nos hace "perfectos", lo que todo el mundo cree como un defecto y que nadie sabe ver como una virtud.
Todo el mundo se empeña en cambiar a todo el mundo, hasta que uno empieza a creer que debe cambiarse a sí mismo. Y me pregunto: ¿realmente queremos a alguien a quién queremos cambiar, a quién queremos otorgarle una perfección que ni tan siquiera nosotros mismos tenemos?
No. No somos perfectos ni me importa, no somos reyes, ni príncipes ni princesas. Yo en mi vida no quiero cuentos de hadas que no conducen a ningun lado: yo solo quiero acostumbrarme a que una sonrisa sea capaz de darme la ilusión que me falta, que una mirada sea capaz de entender lo que estoy pensando, que en las noches me falte el sueño si me falta su presencia y que su forma de percibir la vida cambie poco a poco la perspectiva de la mía.
Y no se ni hasta dónde ni hasta cuando, solo se que es HOY y hoy "somos".
"Somos" y punto.

viernes, 11 de marzo de 2011

Aparentemente, de vez en cuando los adultos se toman el tiempo de sentarse a contemplar el desastre de sus vidas. Entonces se lamentan sin comprender y, como moscas que chocan una y otravez contra el mismo cristal, se inquietan, sufren, se consumen, se afligen y se interrogan sobre el engranaje que los ha conducido allí donde no querían ir. Los más inteligentes llegan incluso a hacer de ello una religión: ¡ah, la despreciable vacuidad de la existencia burguesa! Hay cínicos de esta índole que comnparten mesa con papá: "¿Qué ha sido de nuestros sueños de juventud?", pregunta con aire desencantado y satisfecho. "Se ha desvanecido, y cuán perra es la vida...". Odio esa falsa lucidez de la edad madura. La verdad es que son como todos los demás: chiquillos que no entienden qué les ha ocurrido y que van de duros cuando en realidad tienen ganas de llorar.
Sin embargo, es fácil de comprender. El problema está en que los hijos se creen lo que dicen los adultos y, una vez adultos a su vez, se vengan engañando a sus propios hijos. "La vida tiene un sentido que los adultos conocen" es la mentira universal que todos creen por obligación. Cuando, una vez adulto, uno comprende que no escierto, ya es demasiado tarde. El misterio permanece intacto, pero hace tiempo que se ha malgastado en actividades estúpidas toda la energía posible. Ya no le queda a uno más que anestesiarse como puede tratando de enmascarar el hecho de que no le encuentra ningúnj sentido a la vida, y engaña a sus propios hijos para intentar convencerse mejor a sí mismo.
De entre todas las personas que frecuenta mi familia, todas han seguido el mismo camino: una juventud dedicada a tratar de rentabilizar la propia inteligencia, a exprimir como un limón el filón de sus estudios y a asegurarse una posición de élite: luego toda una vida dedicada a preguntarse con estupefación por qué tales esperanzas han dado como fruto una existencia tan vana. La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero terminan como peces de colores en una pecera. Me pregunto si no sería más sencillo enseñarles a los niños desde el principio que la vida es absurda. Ello le robaría algunos buenos momentos a la infancia, pero permitiría que el adulto ganara un tiempo considerable (por no hablar de que uno se ahorraría al menos un trauma: el de la pecera).

domingo, 6 de marzo de 2011

Despertando


Le llaman "El dulce despertar"
cuando acontecen pesadillas en los sueños,
porque el sabor de la mañana,
la luz en la vantana
y el olor a rocío
muestran que todo ha sido solo y únicamente
una mala pasada.

Pues dejadme, amigos míos, que os diga
que este despertar es amargo
como una naranja podrida
cuando ni muertos, ni medio vivos
ni situaciones imposibles y figuras inverosímiles
son existentes a la hora de abrir los ojos.

A veces, prefiero correr sin moverme
y gritar sin emitir sonido
que abrir los ojos y ver
que no hay más ley que la impuesta
y no hay más realidad que la única.

Malos días, señores.

viernes, 4 de marzo de 2011

De mirar atrás


Desapareció
como desaparece una mota de polvo llevada por el viento
luego le trajo la angustia
le dejó el recuerdo
y finalmente le mató el silencio