jueves, 21 de enero de 2016

Puedo prometer y prometo

Dos años prometiendo una muerte anunciada.
Dos años con la esperanza de que algún día me dijeran algo que ya se olía en el ambiente y no, no a mi el olfato me funciona jodidamente mal.
Tengo demasiadas expectativas positivas.
Y la hostia ha sido grande.
Total que sigo en el paro y en el curro. Llamadlo perro del hortelano.
Estar y no estar, tener y no tener. Al menos tienes algo.
Es bonito hasta que llevas dos años. Dos putos años. Dos años sin llegar a fin de mes, dos años dependiendo del coche y la casa de un familiar. Dos años.
Dos años mirando coches porque me dicen que sí y luego dejar de mirarlo porque me dicen que no.
Dos años mirando casa y dejándolas de mirar. Un año queriendo irme a vivir con mi pareja y no poder porque... estoy esperando una muerte anunciada.
Y hoy, porque tengo derecho al menos de quejarme, ya que ni a una jubilación digna, ni independizarme ni dejar mis genes en el mundo.
Yo:
Me cago en la puta.