La mujer de rojo

Que dicen que las ciudades están llenas de gentío

la multitud que navega a su rumbo 

por las avenidas céntricas de cualquier lugar

habitado de viandantes

lleno en tanto de ellos...

Y tú

que te sumas a su navegar

que te dejas guiar bajo el timón de la sociedad

quieres salir y no puedes.

Un numero más entre...

¿cuántos?

Me encantaría tomar un café conmigo mismo

dejarme llevar por el tiempo y tan solo decir

que no tengo nada

ni soy más alto

ni soy más guapo

ni soy más listo.

Y cuánto tiempo tengo que esperar 

otro nada

para ser un todo

Cenizas

Y por dentro los ojos huelen a niebla.

Volver a casa.

Preparar las armas.

Me sigo preparando para este último round.

Cojo fuerzas y me desvanezco

como el agua se evapora y se transforma...

Sigue soplando el viento

porque aún no ha amanecido.

Buscaré, por entre las casas

llegaré yo solo donde haga falta

tengo fuerzas y tengo ganas

y aunque no sepa...

no, no sepa.

Dejadme llevar por la niebla

por el humo y la ceniza.

Que me haré hueco

con una pobre luz que ilumina

solo un pequeño trozo de mi camino.

My name is Storm

Nace el invierno y suena a tormenta

el gran espacio a apaciguar entre mis mejillas

deslumbra la marea los pocos huecos

de las nubes que entrepasar los rayos dejan.

La tempestad

el mar que se mueve y no deja de pasar

ola tras ola

simplemente: tempestad.

Void

He comprendido un vacío que llena de urgencia mis palabras

la entrada entrecerrada

las formas que tengo de lanzarme siempre desde arriba.

Que estos pies se merecen más arena

los muertos lloran por lo que nunca se podrá ver.

No hay un tictac lleno de nada

ni tiempo que pase por entre algunas de las manos.

Y dejo el frío pasar

entornando los ojos y viendo sobremanera el horizonte...

Han pasado ya todas las luchas por entre mis pechos

han sangrado las tempestades, las llanuras y la soledad del mañana

No comprendo el sentido de la inmensidad

y tan solo hace falta mirar unas horas atrás

simplemente un hueco entre estos barras de hierro

que dejan entrever un abismo.

Ya no queda nada

rompo las cadenas que atan lo que podría ser

salgo a correr como un cobarde

con los pies temblorosos de inquietud...

No quiero ni una sonrisa, solo arena

me la como, la trago y luego vomito

recuerdos llenos de dolor y ajenos a mi.

Parte en blanco, la seriedad de mi tez arrasa.

Y hoy, solo hoy suena un campanazo.

Ele-mentales: Tierra 3/5

Con los pies bien pegados en el suelo, el razonamiento que lleva a frenar cada una de las caídas cuando se alza sin querer el vuelo.
Y que a veces es uno de los que más se olvidan, siendo el fuego siempre contra la tierra.
Agradezco poseer un puñado de ella guardada siempre en mi bolsillo, aunque a veces me no me acuerdo y me dejo quemar.
Si no fuera por ella, si no fuera por lo su frío frenar no se que hubiese sido de mí en muchas de las ocasiones.

Y pisando bien fuerte

hundo los pies en la arena

a veces se deja arrastrar

se deja llevar

pero con un puñado más 

todo es enterrado de la mejor forma

que puedo agradecer.

Ele-mentales: Aire 2/5

El aire, ese maldito que se lleva las hojas en invierno, mece los árboles hasta dejarlos sin nada y se lleva recuerdos, momentos vividos... A veces sopla tan fuerte que golpea. Y golpea tanto que duele.
El aire es la rabia y la brisa cálida de un recuerdo o de un momento cualquiera que se hace esperar.
La brisa es el pensar, la reflexión, el cambio, el momento quieto en algún lugar cualquiera, el sonido de la nada cuando ya nada queda. Los ojos que miran al horizonte y que esperan llegar a cualquier otro lugar.
Y a veces cuando desde lo alto se cae suena tan solo un silbido, un agudo sonido que trona en los tímpanos sin dar tiempo alguno de poder reaccionar.
Mi preferido, a veces deseado, a veces eleva el humo y lo hace deshacerse, se lo lleva todo y a veces, solo a veces se deja volver a volver.

Ele-mentales: Fuego 1/5

Dicen que resurge de las cenizas cuando pasa el tiempo y se encuentra la cura, que tan solo una chispa es suficiente para volver a notar su calor. En las noches frías, se necesita de su compañía, te hace ver en la oscuridad y ahuyenta de peligros.
Eso dicen.
El fuego, según mis ojos, es la llama cambiante que crece, sin forma ninguna y cuando quiere, le da la gana y le parece: desaparece.
Nunca he vuelto a fiarme de lo que dice, de sus formas, de lo que deja luego en humo. Si se descuida, arrasa con todo, se deja llevar, quema hasta la última lágrima y transforma todo en puro carbón.
El fuego ha sido conmigo la alegría por instantes vapóreos que ha durado más o menos tiempo, ha manchado lo que quedaba y por mucho que soplo y raspo tan solo queda carbón, oscuro, que tizna mi cara.
Prácticamente vacío cuando debería de volver a nacer. Arrasado una y otra vez un campo en el que ya no quedan semillas, culpa, en parte mia en parte de las manos incendiarias que dejaron a la suerte una hoguera encendida.
Fumo y me hago viejo, miro mi chimenea donde ni las ascuas ya afloran.
Tengo frío ya sea de noche, de dia o en los amaneceres.
Este sol ya no calienta.
Y el cuerpo lleno de quemaduras, cicatrices que dejan huella de por vida.

De lo que el viento se lleva.

Como intentar apagar el infierno a soplos

viene el invierno y se lo lleva.

Cambia el sentido

el propio rumbo

las mañanas, tardes y noches

todo, se lo lleva.

Una gigantesca bola de hielo

que crece y crece

las tempestades, la marea

viene, se queda y se lo lleva.

Siempre se lo lleva.

Y estando harto del sinsentido

de las palabras que se entrecruzan y que no sirven de nada

de los caminos que no llegan a ninguna parte.

Hoy viene el viento y me lleva.

De un portazo

un cierre abrupto

y la mirada fija hacia delante...

La corriente de aire, me golpea 

y me eleva.

Hoy, clavo los pies en el suelo

los dejo anclados en la superficie de ninguna parte

como si me sobrara hierro en las caderas

y hoy, solo hoy, el viento

no me lleva.