martes, 29 de noviembre de 2011

De nuevas


Y que se murieron las olas con tu tez
con las palabras y el eco
con el sonido de su odio se fueron
los malos recuerdos al mar.

Levantarse con el pie que duele,
que yacer con los ojos sombríos
y el atardecer dormido.

De gritar entre sonrisas
o quizás lágrimas medio vacías
de angustia y quebrados cuentos
la mano que tiembla en sombras queda.

Y como sobras del recuerdo
que se difumina con la mano del pintor:
ni vistas ni adios,
ni tras de rastros.

Quemados los recuerdos de los que no me arrepiento,
zanjado el hoy por perfumes de la guerra
el egoísmo, la misantropía, el asco:
levanto el cuerpo.

Levanto el cuerpo y con susurros en la mente
de un hoy enérgico como el rompeolas
ni faros falsos, ni falsas esperanzas
de andar con mis pies, yo nado.

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