He borrado el sendero
donde los caminos se juntaron,
las piedras en la arena, el sol, el viento,
el mar.
He borrado el otoño
mientras el arbolito no crecía
y las ojas yacían
sin hacer ruido al pasar.
He borrado los ojos
con los que mirabas al vacío
el tiento de mis palabras
los susurros... las idas y venidas.
He quemado tus recuerdos
con un hilo de silencio
con un halo de crudeza
y una pizca de nada más.
He sentido la nada,
con el dedo apuntando a mi almohada
viendo que no estaba
que nunca ha estado ni estará.
Y como un fantasma
alza el vuelo en su flotar
se deshace la primavera
el verano, el sol
que poco a poco dejó de existir.
Y con un dedo, sin apretar
he borrado lo que no tenía huella
de esa que cicatriza con el tiempo
y amarga al dejarse pasar.
Pasa el tiempo, el sol, las olas
las horas, y de nuevo el tiempo
que ya no es viernes
ni nada nuevo.
Y se desvanece la sonrisa vacía
de una mente sin recuerdos.
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