viernes, 21 de septiembre de 2012

Recuerdos de un naufragio


Y sonaron tormentas cuando al fin la costa estaba en calma.
Llovía.
Tronaba.
El mar nos partió en dos.
Nos perdimos.
Yo morí y tú te quedaste con todo.
Y con el tiempo amainó la tempestad...
Yo, barco que no sabe de navegar sin navegante
dejé mis restos rotos en la profundidad de las aguas
que poco a poco el mar escupía en sus orillas.
Tropezaste con mis rotas maderas
esputabas palabras de asco sobre ellas
y paseaste sobre la arena
con una mirada de desdén.

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