jueves, 3 de enero de 2013

Palabras

Qué mania tienen de cargarselo todo como si se les fuera la vida en ello, de entrar en tu vida, despacito casi sin esperarlo y de la mano, poco a poco, te cogen, te aprietan con fuerza, te lo dan todo y cuando abres lo poco que te queda de músculo latiente te pegan con el en la cara como un calcetín sudado.
Y ahora tu qué? ¿qué haces?
te quedas mirando el vacío con ojos llorosos, con rabia entre los dientes y apretando el puño.
No hay nada que joda más que el viento no regrese, que los árboles ya no se muevan, que el vacío resuene en tu caparazón.
Pregúntate que es, quizás dolor, quizás odio, quizás ni lo sabes.
permanece dentro del cuerpo, como esas espinas que se clavan en la piel y lo dejan más que roto, más que hecho polvo
Y del polvo resurgen las cenizas o eso dicen.
Yo ya no creo las palabras de un extraño.
No creo lo que no es, lo que ni se ve ni se siente.
Solo es y se está.
No vengas a darme con tus ojos de esperanza lo que el corazón hiriente muestra.
No vengas a partir en dos lo que anteriormente se hizo uno.
Ya no entiendo nada. Y del doler, duele.

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