lunes, 7 de enero de 2013

Lamentos de viento.

Hago señales en la arena y dibujo poco a poco el mar. 
Dibujo el silencio y mis ganas de huir.
Con los ojos desgastados por el día observo las nubes
el sol me ciega, me deja sin aliento, casi sin aire, sin palabras y nada más que a mi.

En la belleza del silencio se entornan los sentidos
haciéndolos crecer, como un árbol de cerezo
poco a poco...

Y volar por entre los cometas solo un rato más
déjame, viento, déjame que me mezca.
Deja que vuelva, que no se vaya, que permanezca.

Es tan dulce este caos
es tan amable hacia el lugar al que me introduzco
que lleno de agua mi estanque
como aquel que se acerca al veneno para jamás regresar.

Y en qué dichoso momento he llorado de alegría
como de ésta muero...
acércame tú al cadalso, amiga mia
acércame al infierno que yo no puedo.

Y dulces son las palabras como tan amargas las despedidas
me asusto en las esquinas...
Peligrosas son las sirenas de este mar angosto
y yo ya no se qué barco tomar ni cómo.

Amiga mia, acércame al cadalso que yo no puedo.


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