viernes, 2 de noviembre de 2012

De infiernos y caminos


Si no fuera por las palabras que quedan escritas en un papel de teclas, de las emociones que una y otra vez me llenan y me elevan. Si no fuera por lo que no se ve, no echaría de menos la ausencia.
Que veo ya sin ojos, pues mis sentidos se entumecen a veces de miedo a veces de demasiada explosión.
Y cada segundo que pasa es uno menos para poder ser, sentir, creer con los ojos.
Siempre desde dentro, pues tengo ya la sonrisa rota de las palabras que otros dejaron en mi voz, en mi mente, en mí...
Si todo fuera risas y no lo es, que temo más de mí que de ningun alma, me tiemblan las manos de ser y los pies me arden de seguir andando, que he llegado al infierno dándome de bruces con los cuerpos que se quedaron atrás.
Soy un alma en pena, de esos errantes que andan sin saber dónde y sin saber cuándo, y a veces la luz llega, quizás muy al final del túnel y uno con miedo eleva las manos, deja caer el cuerpo y magullado pregunta: ¿cuándo?
Yo, que medio muerto estoy, que me he ido y he vuelto miles de veces creo que ya es hora de romper ese círculo, seguir andando, como todos, cerrar las puertas a lo pasado, ser un hoy no un ayer mal escrito, perdonar lo olvidado y ser, simplemente ser.
Que no hay puertas que malcerradas por donde las sirenas canten, que no hay luz detrás de mi, sino delante.
Y hoy por hoy, si no te vas, atravesaré el Hades con menos pesar que ayer.

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