Se lo habían llevado todo
desde la mirada hasta la ilusión.
Como un ente que se esfuma,
se pierde, y jamás
quiere volver.
Quizás sea por eso
por lo que me queda ya tan poco que dar.
Me he congelado la mirada
y nuevamente el tacto.
¡Qué poco me importa a mi
lo que tengáis que contarme!
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