Hace tiempo
que abandoné el tren de las emociones
hace tiempo
que me rendí.
No me veían
ni me verían
jamás.
Que la vida estaba vacía
y que el uno sumaba más y mejor
con la puerta cerrada
con el corazón en carne viva.
Ahora, que no sé si me ven
o que es un faro girando sin parar
fruto de mi paranoia
de mi mochila
de mi pesar....
Pienso, reflecto
persigo la luz
porque no quiero que se vaya
aquello que me mira
o creo que me mira.
Quizás
lo mejor
es el silencio
seguir andando
y esperar
sin ahogar al barco.
Lo que deba de ser, será
y lo que no, pues nada.
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