si se hace bien.
Si irte es tu decisión,
lo acepto.
Lo dicho, si por lo que sea quieres tomártelo en serio
tienes la puerta abierta,
en el momento que sea.
Los dos somos una ruina
cada cual con su proceso
cada cual con su tiempo
su espacio
sus más, sus menos
Somos unos apaleaos por la vida
de eso no nos cabe duda.
Si tienes sed quiero ser tu oasis
si me ahogo, ¿serás mi isla?
Me jode tanto no habernos conocido
en otro momento, en otro lugar...
me jode tanto.
Me pusieron flores en el pelo
yo no quería
pero me siguieron poniendo flores en el pelo
y cuando me veía bonita
me dijeron
que tenía demasiadas flores en el pelo.
A quién engañar
mi lugar
es el fondo del mar
donde puedo respirar.
Siento una tristeza enorme
esta mañana ya no estabas en mi cama
me agarro a tu literalidad para olvidar
tu no es un no
aunque las señales digan lo contrario.
Ese mar no era para mi
Este mar no era para ti
Querías pero no querías
Quise y me derramé en ti
Y me dejaste escapar entre tus dedos
ni los malos son tan malos
son las circunstancias
que a veces nos hace volvernos gilipollas.
Y es inherente al ser humano
como el dilema del erizo
querer calor, por tener frio
acercarnos y
herirnos mutuamente.
La eternidad del caos
que jamás tendió a la entropía,
lo esperaba, una vez con claridad
pero nunca me dejaron
Los que volvemos del fondo de la playa
más de una vez
de las aguas negras que hielan la piel,
del sabor a pútrido
del olor fétido de las miles de ballenas varadas.
El lugar donde el todo es nada
el caos sucumbe en tempestades
las marcas de las manos
vivas y muertas
que erizan la piel.
Y se muere tantas veces como se vive
el todo pasa dejando ese sabor del recuerdo
de herida abierta,
como una resaca después de haber bebido demasiado
y no haber logrado comer.
Esa sensación que asola el pecho
de haber tocado algo que nunca existió
pero murió antes de nacer
como un bebé encerrado en un bidón.
Todo pasa
todo camino se anda
todo el tiempo ocurre
cuando vuelves a tierra.
Todo pasa
pasará
hasta no ser los mismos
y volver a desconocerse.
Creo que mi problema,
entre otras cosas,
es que soy ese trocito de melancolía vivo
que todo el mundo recuerda de sí mismo
y que quieren volver a tocar.
Ese pedazo de esperanza
de risas, de palabras que quieren oír,
que necesitan oír
esa mano amiga
que desean
pero que no son capaces de mantener.
Y cuando se dan cuenta
de que estoy viva
y que siento,
ya han tocado ese recuerdo de sí mismos
haciendolo tangible
y ya han tenido suficiente.
Y repetir
como una maldición.