sábado, 20 de abril de 2013

Café solo, por favor.


De todas las ciudades que he construido
de todos los edificios caidos, los parques, los campos
las zonas de recreo, hospitales y estaciones de trenes.

De ese olor  a café por la mañana tiznado de manos
del amargo sabor de la despedida que impregna mi cocina.

Y otro sonido de puerta cerrándose
pasos en la lejanía....

Se me enfría el café entre las manos
y el otro en la encimera
ya es hora de tomar otro sorbo
aspirando luego el humo de mi último cigarro.

1 comentario:

Friedrich Marx dijo...

El café siempre caliente. Si se te enfría, se ven las cosas diferentes.