martes, 1 de marzo de 2016

A corazón abierto


Otro tipo de promesas, serias como la vida misma, como un futuro que se mantiene sobre su base, lo que todo el mundo quiere, lo que se escondía bajo una niebla de mentiras y precipitación.
Hacerte la idea de que pudiera ser que un crío ocupara tu vida en un futuro, sabiendo ya, que cargas con uno que no es tuyo, queriéndole y amándole como si lo fuera.
Llegué entre río de lágrimas y piedras de problemas que no dejaban avanzar, llegué siendo inocencia y con ganas de darlo todo.
Entre promesas que parecían ciertas, ojos con ganas de amor, ilusión, enamoramiento... todo tan rápido y parecía tan sincero que lo creí.
Meses de felicidad, como todo principio, mientras los problemas se agrandaban yo era el apoyo y solución. Mi permanencia, mi capacidad de comprensión lo eran todo...
Un día, pasaba un poco, quizás por el mal pasado que no se diese cuenta que que yo también necesitaba que se adaptaran a mi. Porque lo das todo, recibiendo poco, cada vez menos... menos...
Y pasó, llegaron mis dudas, de saber dónde y cómo me ubicaría en mi futuro. Con vaivenes mentales que necesitaban un muro donde apoyarse. Y no estaba.
Se había ido con la felicidad que ya había conseguido.
Pedí amor por las esquinas.
Pedí que me quisieran.
Pedí que me comprendieran.
Y cada vez más lejos... yo sientiéndome nadie. Me convertí en un lastre al que nadie comprendía, y un día, poco después de haberme mentido diciéndome que me quería, que todo seguía igual... me dijo que no existía la ilusión.
¿Como se puede pasar de estar perdidamente enamorado a no ser nadie? Habiendo cumplido tu función.
Después de todo esto me quedo con la toxicidad de palabras llenas de ganas de hundir, mientras se mantenía a flote. Y yo, que ya no me callo nada, estuve a punto de hundirme en el fondo del mar.
¿Quién eres tú para creer que estás?
¿Quién eres tú para creerte único?
¿Acaso debía agradecerte por haber aparecido en mi vida?
"Pérdida de tiempo" lo llamo: haber dejado toda la carne en el asador mientras se quemaba.
Del carbón de mis cenizas, de los intentos contínuos una y otra vez, puedo prometer y prometo que a cal y canto quedan cerradas las puertas.
Asco, asco de sentirme llena del vómito de otra persona.


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