jueves, 30 de octubre de 2014

He dejado de oír


He dejado de oír
para no escucharme

He pintado lo que me queda en un papel
y mustias eran mis horas.

Ya he gritado bastante
con la voz rota
la que voz que nadie escucha
quedando inválidos mis argumentos.

Que del silencio vengo
del no poder decir
ni hablar ni opinar.

Y desde dentro gritan.
Grito
pero ya no me escucho
porque no quiero.

La memoria se convierte en un rincón
lleno de voces
de palabras que jamás pude decir.

Por eso ya no oigo
no me escucho.
Me ignoro.
Soy feliz.

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